En la actualidad se enfrentan una serie de problemas ambientales que urgen ser tratados, pues amenazan el equilibrio del planeta tierra y por ende la supervivencia de todos los que lo habitamos. Si bien dichos problemas pueden ser por causas naturales debido al ciclo de vida de la tierra, algunos de estos, sin embargo, son agudizados por la acción de la especie humana, e incluso otros son provocados únicamente por dicha acción. Lo anterior se deriva de una concepción antropocéntrica por parte de la humanidad frente al orden “natural” del universo; esta concepción es la que superpone la especie humana frente al planeta tierra y todo lo que lo compone, situándose así el ser humano en el eje central y principal del universo. Es a partir de lo anterior que se crea una relación completamente vertical con la naturaleza, desdibujando por completo el vínculo armónico que alguna vez establecieron las culturas indígenas con la naturaleza, no situándose a sí mismos como superiores a ésta, sino, por el contrario, como parte de ella, y en este sentido como “guardianes” de la madre naturaleza, la cual les proporciona lo necesario para vivir.

 

En este sentido y en este contexto cabe cuestionarse sobre los legados y las costumbres que perdimos o que simplemente no quisimos heredar o retomar de nuestros  antepasados, y que ahora nos pueden servir de apoyo y nos pueden orientar para redefinir nuestra relación con la madre tierra y así, igualmente, redefinirnos y repensarnos a nosotros mismos. Así entonces, específicamente:

 

¿Qué tipos de relaciones establecieron las culturas indígenas pre-hispánicas con la naturaleza, con lo social y lo espiritual, que podrían inspirar a la sociedad actual, para superar los problemas ambientales y entablar una relación armónica con el entorno (natural, social y espiritual)?